jueves, 10 de diciembre de 2015

ANTROPOLOGÍA ARQUEOLÓGICA


“La arqueología es como una moderna máquina del tiempo que nos permite dar vida a lo muerto”

                             Eduardo Matos Moctezuma 



 Desde tiempo remotos viajeros, historiadores y eruditos han estudiado y escrito sobre culturas de pueblos lejanos que fueron observando y se interrogaban sobre ¿Cómo surgió? ¿Cuántos años de antigüedad tenia? La necesidad de analizar sus formas de vida haría notar las diferencias existentes entre estudiarlas desde un punto de vista histórico y estudiarlas desde el trabajo de campo, que le dio importancia a esta ciencia.
Durante el siglo XV se exploraron nuevos campos de conocimiento que dio como resultado la introducción de ideas revolucionarias acerca de la historia cultural y biológica de la humanidad de la cual se empezaría igual hacer cargo la Arqueología.
El hallazgo de un fósil en Neandertal (Alemania) en 1856 y los restos del hombre de Java (Homo erectus) en la década de 1890, proporcionaron pruebas irrefutables del larguísimo proceso de evolución del hombre. En la abadía Boucher de Perthes, en las proximidades de París, se descubrieron también diversos utensilios de piedra que corroboraron que el proceso evolutivo de la prehistoria humana tal vez se remontara a cientos de miles de años atrás. Desde un principio, la arqueología se convirtió en una compañera inseparable de la emergente disciplina antropológica.
La arqueología es la ciencia que estudia las sociedades antiguas a partir de sus restos materiales. A través del análisis de los objetos y aquellas obras construidas por los pueblos antiguos. Esta ciencia puede arribar a conclusiones en torno a su cultura y sus formas de vida.
Surge como una consecuencia lógica de la búsqueda del hombre por su propio origen, por su pasado. Anteriormente, el mito nos daba de cierta forma las respuestas y otorgaban a los Dioses la creación del mundo y de la humanidad. Así por ejemplo, Hesíodo, en “Los Trabajos y los Días”, hablaba de cinco Estados de evolución a la humanidad. Y tanto romanos como griegos creían en una época dorada, anterior a todo, una especie de paraíso terrenal en donde el hombre, aun libre, no debía preocuparse por su subsistencia. Mientras que el cristianismo, siguiendo los preceptos bíblicos, se consideraba que Dios había creado el mundo en el 4004 a.C, de acuerdo a las generaciones del libro sagrado.
Sin embargo, conforme las preguntas sobre el pasado se fueron ampliando y fue evidente que el mito, la religión y lo que los hombres del pasado escribieron de sí mismos, no pudo dar respuestas a tantas cuestiones.
Por supuesto se tuvo que buscar nuevas vías de conocimiento y una de ellas fue hallar literalmente el pasado, o mejor dicho su cultura material y así es como va naciendo la Arqueología.
La Antropología Arqueológica (más simplemente, “Arqueología”) reconstruye, describe e interpreta el comportamiento humano y los patrones culturales a través de restos materiales. En los sitios donde viven o vivieron personas, el arqueólogo encuentra artefactos, objetos materiales que los humanos construyeron, usaron o modificaron como herramientas, armas, sitios de acampar, edificios y basura. Los restos de plantas y animales, así como la basura antigua, cuentan historias acerca del consumo y las actividades. Los granos salvajes y domesticados presentan diferentes características, lo que permite a los arqueólogos distinguir entre recolección y cultivo. El examen de huesos animales revela las edades de los especímenes sacrificados y también ofrece información útil para determinar si las especies eran salvajes o domesticadas, (Kottak, P.2011).
Al analizar tales datos, los arqueólogos responden muchas preguntas acerca de las economías antiguas. ¿El grupo conseguía la carne de la cacería, o domesticaba y criaba animales, y los mataba sólo si tenían cierta edad o sexo? ¿Los alimentos vegetales provenían de plantas salvajes o de la siembra, la atención y la cosecha de cultivos? ¿Los residentes elaboraban, comerciaban o compraban artículos particulares? ¿Localmente había materias primas disponibles? Si no, ¿de dónde provenían? A partir de tal información, los arqueólogos reconstruyen patrones de producción, comercio y consumo.
Los arqueólogos pasan mucho tiempo estudiando fragmentos de vasijas de cerámica o alfarería. Las vasijas son más duraderas que muchos otros artefactos, como los textiles y la madera. La cantidad de fragmentos de alfarería permite estimar el tamaño y la densidad de la población. El descubrimiento de que los alfareros usaban materiales que no estaban disponibles localmente sugiere sistemas de comercio.



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