jueves, 10 de diciembre de 2015

CONTEXTO HISTÓRICO


La Antropología es una ciencia que se encarga de estudiar la realidad del ser humano a través de un enfoque holístico que hace de algo tan simple como un todo y aborda esta temática del ser humano a través de los diversos enfoques como las ciencias naturales, sociales y humanas. Por lo tanto la Antropología empieza hacer la ciencia de la historia.

La Antropología surgió como campo diferenciado de estudio a mediados del siglo pasado. En Estados Unidos, el fundador de dicha disciplina fue Lewis Henry Morgan, el cual investigó en profundidad la estructura y principios de la antigua liga iroquesa. Morgan elaboró en su estudio “La sociedad primitiva” (1877) una teoría general de la evolución cultural como progresión gradual desde el estado salvaje hasta la barbarie (caracterizada por la simple domesticación de animales y plantas) y la civilización (iniciada con la invención del abecedario). En Europa, su fundador fue el erudito británico Edward Burnett Tylor, quien construyó una teoría sobre la evolución del hombre que prestaba especial atención a los orígenes de la religión. Tylor, Morgan y sus contemporáneos resaltaron la racionalidad de las culturas humanas y argumentaron que en todas las civilizaciones   la cultura humana evolucionó hacia formas más complejas y desarrolladas. (Vaquero P.s/f)


Sin embargo, conforme las preguntas sobre el pasado se fueron ampliando y fue evidente que el mito, la religión y lo que los hombres del pasado escribieron de sí mismos, no pudo dar respuestas a tantas cuestiones.
Por supuesto se tuvo que buscar nuevas vías de conocimiento y una de ellas fue hallar literalmente el pasado, o mejor dicho su cultura material y así es como va naciendo la Arqueología.
La Antropología Arqueológica (más simplemente, “Arqueología”) reconstruye, describe e interpreta el comportamiento humano y los patrones culturales a través de restos materiales. En los sitios donde viven o vivieron personas, el arqueólogo encuentra artefactos, objetos materiales que los humanos construyeron, usaron o modificaron como herramientas, armas, sitios de acampar, edificios y basura. Los restos de plantas y animales, así como la basura antigua, cuentan historias acerca del consumo y las actividades. Los granos salvajes y domesticados presentan diferentes características, lo que permite a los arqueólogos distinguir entre recolección y cultivo. El examen de huesos animales revela las edades de los especímenes sacrificados y también ofrece información útil para determinar si las especies eran salvajes o domesticadas, (Kottak, P.2011).
Al analizar tales datos, los arqueólogos responden muchas preguntas acerca de las economías antiguas. ¿El grupo conseguía la carne de la cacería, o domesticaba y criaba animales, y los mataba sólo si tenían cierta edad o sexo? ¿Los alimentos vegetales provenían de plantas salvajes o de la siembra, la atención y la cosecha de cultivos? ¿Los residentes elaboraban, comerciaban o compraban artículos particulares? ¿Localmente había materias primas disponibles? Si no, ¿de dónde provenían? A partir de tal información, los arqueólogos reconstruyen patrones de producción, comercio y consumo.
Los arqueólogos pasan mucho tiempo estudiando fragmentos de vasijas de cerámica o alfarería. Las vasijas son más duraderas que muchos otros artefactos, como los textiles y la madera. La cantidad de fragmentos de alfarería permite estimar el tamaño y la densidad de la población. El descubrimiento de que los alfareros usaban materiales que no estaban disponibles localmente sugiere sistemas de comercio.




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